“Los “sujetos” son en realidad agentes actuantes y conscientes dotados de un sentido practico (…), sistema adquirido de preferencias, de principios de visión y de división (lo que se suele llamar un gusto), de estructuras cognitivas duraderas (que esencialmente son fruto de la incorporación de estructuras objetivas) y de esquemas de acción que orientan la percepción de la situación y la respuesta adaptada. El habitus es esa especie de sentido práctico de lo que hay que hacer en una situación determinada - lo que, en deporte se llama el sentido del juego, el arte de anticipar el desarrollo futuro del juego que está inscrito en punteado en el estado presente del juego.” [1]
Aunque el término “agentes inculcadores” no se encuentra formulado, de esa manera al menos, en la literatura bourdieusiana, parece el más indicado para denominar las personas, instituciones, o actos rituales que intervienen en la inculcación de “estos principios generadores de prácticas distintas y distintivas” porque implican sujetos activos, agentes , como pueden ser la familia, la escuela, la iglesia, la pandilla, el parche o los media , que interactúan con los agentes sociales en la conformación de sus “principios generadores y unificadores”, ya sea en un proceso formativo o en procesos continuos de adaptación.
La sociología de Pierre Bourdieu comprende el estudio de cómo se adquieren los “...sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas, predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes…” [2] , es decir, comprende el estudio de los agentes inculcadores de habitus. Puede decirse que toda la investigación previa a la elaboración de este concepto, la realizó analizando primero, comunidades de Argel y de Cabilia, tratando de determinar sus diferencias, sus formas de comportamiento y la procedencia de las mismos en una sociedad quebrada por el colonialismo.
"En estos trabajos se detecta ya un modus operandi que Bourdieu se dedicará a sistematizar y a conceptualizar en obras sucesivas; la acción humana no es una pura reacción mecánica a las condiciones objetivas; éstas son apropiadas y recreadas por los agentes a partir de las disposiciones que los constituyen -lo que más adelante Bourdieu elaborará en la noción de habitus. Pero a su vez, estas disposiciones que componen la vertiente espontánea de la acción no brotan del psiquismo individual sino que son conformadas por las condiciones objetivas de existencia." [3]
Analizando, posteriormente, el sistema educativo francés, publicado en: Les Étudiants e Leur Études y, en Les Héritiers. Les Étudiants et la Culture (1964), sus planteamientos centrales demuestran que lo que se daba por sentado como un “don natural” , era adquirido en la familia y que el sistema educativo reforzaba esa herencia, ejerciendo una “violencia simbólica” invisible, que pone en circulación unos sistemas tácitos de pensamiento, no solo unos contenidos.
“Si en las aldeas de Cabilia las estructuras mentales (arriba/abajo, dentro/fuera, pesado/ligero, masculino/femenino, etc.) que organizaban las prácticas y las representaciones eran inculcadas por la organización familiar, en Lille o en París estos esquemas eran vehiculados por el sistema escolar.” [4]
Bourdieu partió de estudiar instituciones sociales cuya “función propia (…) es la inculcación- apropiación del arbitrario cultural de clases o grupos sociales determinado en forma de conductas, saberes y disposiciones durables (habitus)." [5]
En una obra como Los estudiantes y la cultura, el agente inculcador analizado es la universidad y la escuela en general, ligada ésta a la procedencia de clase o de fracción de clase que puede verse reflejado en la clase de escuela, carrera o plan de estudios a los que se puede acceder en términos relativos al capital global poseído.
Para el caso francés, especialmente de la época estudiada y vivida por el sociólogo, instituciones como la familia y el sistema educativo, cumplen esa función de inculcación dentro de unos contextos relativamente estables y de gran tradición, que son congruentes con unas estructuras objetivas de los que se considera un país del primer mundo.
“(…)Por medio de las acciones de inculcación e imposición de valores que ejerce, la institución escolar contribuye también ( en una parte más o menos importante según la disposición inicial, es decir, según la clase de origen) a la constitución de la disposición general y trasladable con respecto a la cultura legítima que, adquirida conjuntamente con los conocimientos y las prácticas escolarmente reconocidas ,tiende a aplicarse más allá de los límites de lo “escolar”, tomando la forma de una propensión “desinteresada”, a acumular unas experiencias y unos conocimientos que pueden no ser directamente rentables en el mercado escolar” [6]
Hasta la mitad del siglo veinte los agentes inculcadores de habitus en Colombia estuvieron altamente centrados en la familia, la iglesia, la escuela, y en el Estado, a través especialmente de los partidos:
“En una entrevista de 1984 el historiador inglés Eric Hobsbawm afirmó: "Cómo ha sido posible que los dos grandes partidos tradicionales se hayan arraigado hasta tal punto en el campesinado que produzcan una identificación casi existencial de la gente de las veredas con uno u otro partido? Este es uno de los casos más peculiares entre los países del Tercer Mundo y de América Latina. […] Esta identificación, esos lazos muy profundos de la población colombiana con uno u otro de los partidos profesionales me parece uno de los problemas más interesantes de la historia colombiana. En todo tipo de sociedades rurales, la italiana o la española, por ejemplo, ha habido caciquismo. Pero aquí se trata de una identificación casi permanente. La gente dice: ‘he nacido liberal’ o ‘he nacido conservador’. Ese es el problema histórico. Cuáles son los orígenes de tal identificación como valor cultural y no exclusivamente como la utilización pragmática que de el hace el clientelismo ? El clientelismo la comprende pero no se reduce a ella". [7]
El proceso de desplazamiento del campo a la ciudad iniciado con la denominada “Violencia” ( 1948-1954), y que entre 1975 y 1985, con las sucesivas “guerras de turno” transformó el país de rural a urbano invirtiendo las cifras, 70 por ciento urbano 30% rural, generando un proceso de mixturas, de espejos trizados, de hibridaciones culturales y de imaginarios que han dado paso a numerosas investigaciones sobre la ciudad y sus habitantes en los últimos 30 años, teniendo como uno de los objetos de estudio entre estas mezclas culturales la presencia de los medios masivos de comunicación, especialmente la televisión, su programación y sus mediaciones. Investigaciones que han tratado de explicar los procesos de modernización y post- modernización en Colombia; sin dejar de lado la influencia cultural, no solo la guerra, que generó el narcotráfico y la abundante y efímera circulación de grandes cantidades de dinero.
Durante este proceso se han dado cambios importantes en cuanto a la estructura familiar, el peso de la "escuela" en la formación e inculcación de sistemas de percepción y clasificación, la descentralización y poder hegemónico sobre la información, la escuela fuera de la escuela y la inculcación, todavía el proceso de estudio y de precisión, a través de medios de comunicación masivos como la televisión.
Estas investigaciones han establecido los parámetros para explicar las especificidades de los procesos culturales en los países de América Latina, como Colombia: “… lo cultural entendido no sólo como conjunto de productos sino como matrices y practicas de conocimiento y comportamiento; lo popular como modo de existencia de competencias culturales diferentes a la hegemónica.” [8]
“Ya señalamos la crisis de las instituciones tradicionalmente socializador de imaginarios, interpretaciones, clasificaciones sociales, valores y conductas, como la familia, la escuela y los partidos políticos.” [9]
En Colombia un caso particular de agente inculcador de habitus, se dio con la combinación de escuela / iglesia, podríamos decir que las primeras instituciones educativas eran regidas por comunidades religiosas.
Hacia 1950, para citar un ejemplo, aparece Acción Cultural Popular, fundación de la curia, y su proyecto educativo “Escuelas Radiofónicas”- Radio Sutatenza. (Boyacá- Colombia). Su lema era la educación a través del uso combinado de todos los medios, interacción cara a cara, casi interacción mediática a través de la radio y, hacia el final algunas aproximaciones a la televisión y al video, e interacción mediática, a través de impresos como El Campesino, periódico semanal, cartillas, Biblioteca básica campesina, discos y casetes de audio, correspondencia con los campesinos.
Radio Sutatenza alcanzó su época de oro ente 1970 y 1980 y “enseño” a leer y escribir utilizando la radio, pero también inculcó “esquemas de percepción”, religiosos, sociales y políticos. Baste mencionar que durante su campaña electoral Belisario Bentancourt nunca visitó Sutatenza, pero al mes de posesionarse fue como Presidente con sus ministros y participó en una “mesa redonda” con los 600 campesinos, hombres y mujeres que en ese momento estudiaban en el Centro de Estudios de Sutatenza.
Para 1990 ACPO prácticamente desaparece, vendió la emisora, que fue la más potente de América Latina, a Caracol, liquidó la imprenta, la prensadora de discos y solo quedaron los restos de un moderno estudio de televisión inaugurado en 1981, en Sutatenza…
Vale la pena recordar la afirmación de J.B. Thompson, que entre otros aspectos ve como el centro de influencia educativa se desplaza hacia las empresas mediáticas:
"Mientras que la actividad simbólica es una característica penetrante que se expande por doquier de la vida social, existe, a pesar de ello, un conjunto de instituciones que han asumido un papel histórico particularmente importante en la acumulación de los medios de información y de comunicación.Estas incluyen a las instituciones religiosas, que se ocupan básicamente de la producción y difusión de formas simbólicas relacionadas con la salvación, los valores espirituales y otras cosas mundanas; (las) instituciones educativas que se ocupan de los contenidos simbólicos adquiridos (o conocimiento) y de la inculcación de habilidades y competencias; y las instituciones mediáticas, que se orientan hacia la producción y difusión generalizada a gran escala de formas simbólicas en el espacio y en el tiempo." [10]
El trabajo de los pensadores latinoamericanos contribuye a la construcción de una lógica o unas lógicas de pensamiento desde nuestra propia perspectiva y a partir de las comunidades y su heterogénea composición.
Hace treinta años Alejo Carpentier planteaba que el estilo de las ciudades latinoamericanas era no tener estilo y con el tiempo esos desafíos existentes se iban haciendo estilos. [11]
Hoy las ciudades son el centro del desarrollo de la cultura y su estilo sigue su largo proceso de definición. “… la ciudad es sobre todo el desconcierto y el espacio en que se pierde la memoria… la ciudad identificada como lugar de lo artificial y lo complejo”, porque supera lo rural y simple. [12]
Es indudable que el desbordamiento de ciudades como Bogotá, México DF o Sao Pablo ha generado un modelo propio, cuna de la hibridación de las culturas originando otras nuevas. Nueva cultura, por ejemplo, la del barrio que se origina en:
“una ciudad desbordada en su geografía y en su moral: las situaciones de hecho –invasiones de terrenos en la periferia para habitar y de las calles del centro que permita sobrevivir – generan nuevas fuentes de derecho reconocidas o permitidas por un estado a su vez desbordado” [13]
“Las culturas campesinas tradicionales, ya no representan la parte mayoritaria de la cultura popular. En las últimas décadas las ciudades latinoamericanas pasaron a contener entre el 60 y el 70 por ciento de los habitantes” [14]
“…Y la masa siguió invadiendo todo. Porque en medio de su ignorancia de las normas y del desafío que su sola presencia entrañaba, su deseo más secreto era acceder a los bienes que representaba la ciudad.” [15]
Por una parte la presencia desbordante de la masa impone sus costumbres, sus formas de comportamiento (habitus disímiles y difusos), haciendo perder vigencia a la consideración de lo cultural como lo selecto, lo culto…. “visión “culta” de la cultura –por lo demás absurda en una época de primacía de las formas y de los contenidos de la cultura de masas, de los medios de comunicación y de la industria cultural” [16]
Por otra parte también se desvanece la concepción de los “folcloristas románticos” que ven en el folclor lo autentico y valido culturalmente, necesario de preservar y difundir.
“Aún en zonas rurales, el folclor no tiene hoy el carácter cerrado y estable del universo arcaico, pues se desarrolla en las relaciones versátiles que las tradiciones tejen con la vida urbana, las migraciones, el turismo, la secularización y las opciones simbólicas ofrecidas tanto por los medios electrónicos como por nuevos movimientos religiosos o por la reformulación de los antiguos.” [17]
La cultura adquiere entonces otras dimensiones, especialmente la de la heterogeneidad, la pluralidad y su coexistencia. En este punto coinciden los tres autores proponiendo un mapa para el estudio, análisis y transformación de nuestra realidad cultural:
“En el caso de América Latina, como decíamos, el motor de la modernidad - el mercado internacional - provoca y luego refuerza un incesante movimiento de heterogenización de la cultura, poniendo en juego, estimulando y reproduciendo una pluralidad de lógicas que actúan todas ellas entrecruzándose.” [18]“Hemos pasado de sociedades dispersas en miles de comunidades campesinas con culturas tradicionales, locales homogéneas en algunas regiones con fuertes raíces indígenas , poco comunicadas con el resto de cada nación, a una trama mayoritariamente urbana, donde se dispone de una oferta simbólica heterogénea, renovada por una constante interacción local con redes nacionales y transnacionales de comunicación” [19]
“…la verdad cultural de estos países: el mestizaje que no es solo el hecho racial del que venimos, sino la trama hoy de modernidad y discontinuidades culturales , de formaciones sociales y estructuras del sentimiento, de memorias e imaginarios que revuelven lo indígena con lo rural, lo rural con lo urbano, el folklore con lo popular y lo popular con lo masivo.” [20]
Estos planteamientos rescatan lo popular, realizando un análisis histórico desde el surgimiento mismo de los conceptos de pueblo y masa en 1835, según Martín, hasta llegar a una reubicación de lo popular en cuanto a manifestación diferente a la hegemónica: “Y estamos descubriendo estos últimos años que lo popular no habla únicamente desde las culturas indígenas o las campesinas, sino también desde la trama espesa de los mestizajes y las deformaciones de lo urbano y lo masivo”
Junto con la descentración del conocimiento fuera de la escuela, la perdida de hegemonía de la iglesia católica frente a nuevas iglesias, la perdida de credibilidad en los partidos políticos, la desmembración de las comunidades y de las familias por el desplazamiento forzado, han generado otras formas de transmisión, de inculcación de formas de pensamiento y comportamiento.
Esos estudios han sentado las bases para demostrar que existen en Colombia otros agentes iculcadores, diferentes a los hegemónicos en la primera mitad del siglo veinte, porque la situación de cambio social ha dado paso a otro tipo de núcleos sociales, “escuelas de formación”, que cumplen las funciones de inculcación de “estructuras de percepción y valoración”.
"Por la teoría de la recepción cultural se puede comprender que la asimilación de imágenes, interpretaciones, valores, y prácticas institucionalizadas, vehiculizadas desde el Estado, las iglesias, los medios de comunicación, etc., son resignificadas y recreadas en función de matrices sociales y culturales previas. La pertenencia a una familia, el origen en único, la territorialidad barrial, las adhesiones religiosas, culturales, etc., crean identidades restringidas, a algunas de las cuales no nos referiremos luego, que funcionan como “comunidades de sentido" [21]
Sus observaciones y planteamientos se abren a la posibilidad del dialogo con otros investigadores, pero centrando su mirada en los países latinoamericanos y desde ellos avanzando en las representaciones de las realidades de estas problemáticas desde una perspectiva interna que tiene en cuenta su diferencia con los modelos investigativos elaborados sobre otras realidades.
Otra visión del alcance de estas investigaciones en América Latina citada en “Formas de sociabilidad y construcción de identidades en el campo urbano popular” dice:
“Con todo, el reproductivismo bourdieano adscrito al estructuralismo, paradigma que el autor ha buscado trascender sin lograrlo plenamente, se nos revela fecundo en un primer nivel de análisis, pero insuficiente, pensando desde el específico contexto latinoamericano, para comprender la dinámica del campo popular la red, la recepción, la resignificación y la recreación desde sus matrices societarias y culturales de elementos económicos, formas de sociabilidad y rasgos culturales de la sociedad hegemónica de los textos, sonidos e imágenes de los mass media, así como el sincretismo que establece, en el marco urbano, entre las diversas subculturas regionales, campesinas, étnicas, etc. […] En este campo ambiguo, no reductible a las categorías antinómicas sumisión–resitencia, el sistema de Bourdieu se nos revela insuficiente” [22]
Es importante esta observación, pues las obras de Bourdieu y como él mismo lo reconoce están centradas en la sociedad francesa. Así mismo, advierte sobre el uso descontextualizado de los conceptos.
Creo y es el esfuerzo realizado en este trabajo, que estos conceptos sólo cobran sentido después de un proceso de investigación que permita, incluso, crear otras antinomias diferentes a las de “sumisión- resistencia” que rompe la figura del ladino.
No se trata de transplantar mecánicamente los conceptos relacionales, tanto como no han sido elaborados mecánicamente, sino de aprovechar sus posibilidades metodológicas y sus orientaciones teóricas, sin menoscabo de que su aplicación a las realidades de América Latina y de Colombia en particular, aporten a estos conceptos, transformándolos y resignificándolos. Ese es el intento que se planteó esta investigación.
“Basta con evocar otras formas posibles de relación entre las disposiciones y las condiciones, para ver en el ajuste anticipado del habitus a las condiciones objetivas un “caso particular de entre los posibles”, y evitar así universalizar inconscientemente el modelo de la relación cuasi – circular de reproducción casi perfecta, que solo sirve cuando las condiciones de producción del habitus y las condiciones de su funcionamiento son idénticas u homologas. En este caso particular, las disposiciones duraderamente inculcadas por las condiciones objetivas y por una acción pedagógica tendencialmente ajustada a esas condiciones, tienden a engendrar prácticas objetivamente adaptadas a sus exigencias objetivas (amor fati) [23]
Por otra parte los agentes inculcadores de habitus estudiados en este trabajo, tienen afinidad (guardadas las proporciones de lo urbano y lo rural) al planteamiento que Jaime Eduardo Jaramillo [24] presenta en la publicación mencionada: “comunidades de sentido”, asociaciones no institucionalizados elaborado a partir de sus propias investigaciones y otras en localidades de la ciudad de Bogotá.
Aunque Riosucio ha logrado conservar la esencia del carnaval durante los últimos cincuenta años celebrándolo ininterrumpidamente, fenómenos como el desarrollo de los medios de comunicación y el auge de la llamada industria cultural, han interferido y contribuido a la transformación del carnaval.
Las forma como se asume la modernidad en América Latina estudiada por investigadores latinoamericanos citados, entre otros, ofrecen elementos para una objetivación de su desarrollo cultural, observado particularmente las mediaciones generadas por los media: culturas híbridas, espejos trizado, mixturas culturales, formas de sociabilidad, son conceptos desarrollados a lo largo de sus obras y que dan cuenta de un trabajo de investigación especifica en ciudades de Colombia, México y Chile.
Durante el proceso de investigación, especialmente en el momento de las reflexiones sobre el trabajo realizado, después de repasar las publicaciones recientes sobre cultura, me veía ahora estudiando un evento social que no sucede en una gran ciudad, sino en un pequeño pueblo; cuando la mayoría de la población colombiana vive en la ciudad, no en el campo, y los estudios más contemporáneos están centrados especialmente en como se teje y se desteje la trama de lo urbano., considerando los urbano como “lo complejo, lo rural como lo simple” ¿Qué, pues, me inclinó a dedicarme a observar un hecho aparentemente rural y qué tiene que ver con los estudios sobre la ciudad?
Parte de la respuesta la encuentro al relacionar los momentos históricos de violencia que han sido común denominador para todo el país, y las historias particulares; mientras se da el desplazamiento general, los hijos de Riosucio aunque muchos mantienen sus lazos con el pueblo, se van a trabajar, a estudiar fuera y, en muchos casos, estableciendo sus familiasas en las ciudades definitivamente , siendo la más cercanas Manizales Medellín, Pereira, Armenia, Cali, Pasto, Bogota, entre otras, de dentro y fuera del país.
Algunos testimonios de nuestros entrevistados dan cuenta de ello:
“…me atrevo a decir que el casco urbano esta compuesto mínimo por un porcentaje de 50% de no riosuceños, a lo mejor, si se hace el censo se encuentre que es el 20%, pero parece el cincuenta…”
…mucho ojo con las cuadrillas […] puedo decir con cifras que es mayor el número de disfrazados de afuera que los de adentro porque perder la matriz, el cordón umbilical que une al ser con su matriz geológica es el carnaval, es el conducto que me une y me mantiene a mi en contacto con eso”
En el carnaval el 50% de los cuadrilleros (pueden pertenecer a cuadrillas formadas en Riosucio) son de las Colonias. Esto quiere decir que los cambios que se introducen en el carnaval desde que esa migración comienza a darse, tienen que ver con los cambios que se dan en la ciudades donde viven las colonias, influyendo tanto en los contenidos como en las formas de representación; muestra de ello pueden ser la participación en algunos carnavales de grupos de teatro, los cambios en el diseño y características de los disfraces y sus confección ( de artesanal a industrial), la introducción de la música rock e incluso el cambio de las letras.
Puede observarse que el Carnaval de Riosucio sigue su continuo proceso de mestizaje, de mixtura, de hibridación; antes entre los pueblos de “arriba y de abajo” en una interacción cara a cara dando origen a una manifestación cultural ejemplo de crisol de diferentes elementos culturales; ahora, cuando el carnaval se ha vuelto nacional e internacional, también se abre a las influencias del mundo de la globalización, a través de sus colonias, las hay en otros países, y a través de los media.
Los riosuceños se definen como el pueblo colombiano donde puede verse más claramente la mezcla de “razas y costumbres",
"…el pueblo de mayor mestizaje, Riosucio Supía , y Marmato, los tres , la zona de mas alto mestizaje en el país, la primera zona en el país donde hubo el primer estriptis de una negra fue en Marmato, que era la zona del oro, pero el oro se comercializaba en Riosucio. En Londres en el siglo XIX, conocían mas a Riosucio que a Bogotá, por el oro, […] a Riosucio llegaron franceses Holandeses, ingleses españoles, y se casaron con indias nuestras de apellido Cataño, Guapacha, Hernández, Chiquito, Taba, Largo, Colorado, apellidos nuestros, y se ingeniaron una cosa maravillosa,…".
Este proceso resalta de manera fundamental la fusión cultural, la mixtura, o hibridación de las elaboraciones culturales de cada una de estas etnias, que se cristalizan en el Carnaval, un largo proceso de sincretismo que se inició con la conquista y aún continua transformándose a los acordes del mundo global.
Antes de centrarnos en los "agentes carnavaleros inculcadores de habitus", el próximo capitulo lo dedicaremos a caracterizar el campo social en el cual se realizó este estudio.
[1] Bourdieu, Pierre. LA DISTINCIÓN, Criterio y bases sociales del gusto. Taurus.1998 p.40
[2] Bourdieu, Pierre .El sentido práctico. Tauros ediciones. Madrid. 1991, pág. 92
[3] Vázquez García, Francisco. PIERRE BOURDIEU. La sociología como crítica de la razón. Montesinos.2002
Pág.52.
3 Vázquez García, Op cit. Pág. 54
[5] Téllez I., Gustavo. Pierre Bourdieu. Conceptos Básicos y construcción socioeducativa. UPN: Bogotá, 2002. Pág. 99.
[6] Bourdieu, Pierre. LA DISTINCIÓN, Criterio y bases sociales del gusto. Taurus.1998 p. 20 f
[7] Uribe, Carlos. La mentalidad del colombiano. Ediciones Alborada. Bogotá. 1992 Pág. 202.
[8] Martín Barbero, Jesús. Televisión y Melodrama. Bogotá: Tercer mundo Editores.1992. p.20
[9] Jaime Eduardo Jaramillo. “Formas de sociabilidad y construcción de identidades en el campo urbano popular” en Cultura, medios y sociedad. CES. Universidad Nacional de Colombia.1998 Pág. 206
[10] Thompson . Los media y la modernidad. Pág. 35
[11] Carpetier, Alejo. Tientos y Diferencias. Buenos Aires : Calicanto Editorial 1967.p.18
[12] Martín barbero Jesús, De los medios a las mediaciones .Barcelona: Editorial Gustavo Gili S. A. 1987p. 182-209
[13] Martín Barbero. Ibid. P. 215
[14] García Canclini, Néstor. Culturas Híbridas. México : Editorial Grijalbo.1989. P. 203
[15] Martín Barbero Op. Cit P.172
[16] Brunner , José Joaquín . América Latina, cultura y modernidad. México. Editorial Grijalbo.1992 p. 173
[17] García Canclini. Op Cit. p. 203
[18] Bruner Joaquín. Op.cit. p.181
[19] García Canclini. Op.Cit. p.265
[20] Martín Barbero. De los medios a las mediaciones. p.10
[21] Jaramillo, Jaime Eduardo. Op Cit. pág 177
[22] Jaramillo, Jaime Eduardo. Op Cit. pág. 178
[23] Bourdieu, Pierre. EL SENTIDO PRACTICO Tauros Ediciones , Madrid 1991 Pág 107-108
[24] Jaramillo, Jaime Eduardo. Op Cit.